domingo, 25 de septiembre de 2011

Domingo a las ocho

Estoy acá sentada… pero no estoy sola. Estoy con la depresión del domingo, es divina! Viene toooodos los domingos, algún que otro falló, pero solo circunstancialmente, tendrá sus buenos motivos.

En fin, estamos pensando en qué hacer. Hay días en que me resulta un poco pesada, ella lo sabe y por eso puedo escribirlo delante de sus ojos, pero siempre encontramos la manera de terminar juntas el fin de semana y eso que tratamos de separarnos, paseamos, miramos películas para llorar de risa, intentamos juntarnos con amigos, pero nada, siempre estamos juntas. Es simbiótico, nos necesitamos…

Este texto no tendría razón de ser, sino fuera porque tengo algo que contar. Resulta ser que es domingo, uno más de los tantos y así sin más, sin forzar planes ni risotadas, decido que está bien estar un poco sola en las últimas horas del domingo, porque tengo cosas que pensar, deseos por cumplir, trabajo por hacer y a veces, de a dos, se me complica.

Entonces, muy amablemente, te pido que te retires, que encuentres simbiosis en otra parte, que acá en casa ya somos varias almas y cuerpos, que muchas gracias pero ya… si algún día te vuelvo a necesitar, te chiflo.

Y se fue che!

lunes, 5 de septiembre de 2011

amasa

REsulta ser que, hay veces, en que no sé decir lo que pienso, entonces comienzo a amasar una bola y con cada sentimiento que me callo le agrego un poco más de volúmen, con cada gesto repudiable que no denuncio, agrego un poco más de volúmen, con cada interrogante que no pregunto, agrago un poco más de volúmen, con cada desamor que no lloro, agrego un poco más de volúmen... por momentos, es tan grande que no me entra en el cuerpo y saco algo, apenitas, y muy amasado, para luego poder seguir agregando más volúmen...